jueves, 24 de enero de 2008

CHRONOS & CROCOS .



Hace frío, está bajando la niebla y el césped anda sudando rocío.
Voy a buscar algo con que calzarme, desde que pisé una babosa no soporto andar descalzo por el suelo mojado. Camíno del dormitorio, recojo las botellas vacías para reemplazarlas, parece que el dolor de cabeza va cediendo. En el zapatero encuentro unas alpargatas viejas, me quedan como un guante, pequeñas, vuelvo a dejarlas en su sitio con la vana esperanza de que me encojan los pies. Me calzo unos tenis y aprovecho para coger una manta pequeña que me coloco sobre los hombros. En la cocina dejo las botellas vacías y saco otro par de la caja. Pongo una cafetera, abro una bolsa con minicroissants y regreso al jardín.
Rothko acude raudo al crujir del plástico, para el todas las bolsas del mundo suenan a comida. Doy un bocado a uno de los croissants y lanzo el resto al fondo de la parcela. Rothko ni se inmuta, siempre ha sido más de magdalenas. A cambio de su apatía me regala una de sus caras: Dejate de chorradas llenas de grasas saturadas y saca el jamon, so mamón. Yo le devuelvo la moneda de la indiferencia.
Silencio, apenas el trino de un gorrión y el chak-ak-ak de alguna urraca dando buena cuenta del bollo. La hierba está pidiendo a gritos una poda en condiciones, decido que tendrá que esperar hasta que acabe con lo de Pi.
Pi, el habitante mas estraño de mi jardín. Lo encontramos hace mas o menos un año en la ribera del río, famélico, desdibujado, apenas una sombra de lo que es ahora. Lo trasladamos aquí y dedicamos día y noche hasta que fue recuperando la forma y le subieron los colores. Luego lo entregamos a las autoridades y no volvimos a saber de él. Hasta hace cosa de mes y medio. Llamaron preocupados, la urgencia atravesaba el hilo telefónico impregnada de amabilidad. El bicho no se movía. Llevaba más de seis meses paralizado, estático. Mi inconsciencia y las ganas de volver a arroparlo hicieron el resto.
Ahora Pí ocupa la mayor parte de mi tiempo y un leve suspiro del paisaje, arropado y confundido entre las hojas, quieto, esperando el momento.
El aroma de Juan Valdés o el persistente zumbido de la cafetera me devuelven a la cocina, perseguido por el comejamones.
A las 07’13 h., mientras desayuno, enciendo el ordenador para comprobar el correo.

Pi Crocodylidae multifestum


Pi celebrando todas las fiestas a la vez_col-erase sobre papel


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4 comentarios:

Ana dijo...

¿el Pi se quedó como un mueble antes o después de meterse esos atracones que ilustra la imagen?
A este como se te cruce entre el césped no bastará echarle sal como si fuese babosa, he ahí lo chungo.

Ben Bolkoien dijo...

Atracón dices, si es una minúscula copa de cóctel. y puestos a pisar, prefiero pisar a Pi antes que otra babosa, aghh, que sensación más desagradable y resbaladiza. Antes me corto los pies.

Ana dijo...

Los langostinos ya se sabe que están hastarriba de colesterol.

Ben Bolkoien dijo...

Y yo que pensaba que era el ácido úrico, Ana. De hecho sospecho que se los come Rothko a escondidas y luego no hay quien le aguante con sus incontinencias.

no se olvide